Siempre me gustó el último verso de “Otro poema de los dones”. Es un poema de Borges donde enumera distintas cosas a las que quiere dar gracias. Está dentro del libro El otro, el mismo de 1964. Empieza así:
Gracias quiero dar al divino
laberinto de los efectos y de las causas
por la diversidad de las criaturas
que forman este singular universo,
por la razón, que no cesará de soñar
con un plano del laberinto,
por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
La enumeración sigue por dos páginas (una enumeración que es también una suerte de inventario) para cerrar de esta forma:
por los minutos que preceden al sueño,
por el sueño y la muerte,
esos dos tesoros ocultos,
por los íntimos dones que no enumero,
por la música, misteriosa forma del tiempo.
Voy volver después a esta frase:
la música, misteriosa forma del tiempo.
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Antes quiero compartir una confesión con ustedes. Siendo este el tercer mes del club, siento que hay ya una intimidad que me lo permite.
No soy un gran lector de ensayos. Soy, todavía menos, un lector de ensayos sobre música.
Contra lo que puedan imaginar, esto es algo que me entusiasma. La idea de un club de lectura es la de llevarse más de lo que uno trajo encima.
Me corrijo.
La idea de un club de lectura es descubrir que un libro puede albergar múltiples lecturas. Y que alguna de esas lecturas puede resonar en nosotros.
Por otro lado ¿tiene de verdad sentido hacer una distinción entre libros de ficción y de no ficción? Más se lee, más uno se da cuenta que los límites son difusos.
Vuelvo a decirlo, no soy un gran lector de ensayos y justamente por ese motivo me entusiasma mucho hacer este recorrido con ustedes.
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Con la música sucede algo particular.
No recuerdo cuándo fue el último día en que no escuché nada de música. Me refiero a 24 horas seguidas sin escuchar un solo tema. No sé cuánto debería remontarme hacia atrás.
Y sin embargo tengo más que presente cuántos libros sobre música leí. Es decir, cuánto no leí.
Cuando me puse a mirar el catálogo de Gourmet Musical para elegir el libro que íbamos a leer me di cuenta que ahí había un universo que me estaba perdiendo.
La música es algo que atraviesa todas nuestras vidas. No estaría mal, cada tanto, leer algo que nos eche alguna luz sobre el tema.
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Vuelvo a la frase de Borges.
Estamos atravesados por la música, así como estamos atravesados por el tiempo.
Como si la música pudiera llenar el espacio que hay entre nosotros.
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No sé si ya empezaron a leer el libro de Mara Favoretto, Spinetta: mito y mitología.
Para quienes todavía no lo tienen o no se deciden si leerlo, les cuento un poco de qué va.
Para empezar, no es una biografía.
La autora viene del lado de las letras. Lo que propone es una idea muy singular: analizar la figura de Spinetta y sus canciones con la premisa que se trata de un mito y que su obra conformó a la vez una mitología.
Así que al comenzar a leer el libro, en vez de encontrarse con los orígenes de la vida de El Flaco con lo que se van a encontrar es con los orígenes de la vida misma. El por qué las sociedades desarrollaron mitologías y cuáles son las funciones del mito.
Para luego sí, una vez establecida la anatomía del mito, recorrer, a lo largo de los capítulos, las canciones de Spinetta y demostrar cómo esas funciones del mito están presentes en toda la obra del artista.
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Oh, qué maravilla. Acabo de darme cuenta que con los ensayos no hay peligro de revelar spoilers.
De hecho en un ensayo se suele contar en la introducción que el mayordomo es el asesino. Me refiero a la tesis del libro, a la idea central hacia dónde nos dirigimos.
Mara Favoretto lo hace en la página 11, en el último párrafo:
“…en este libro me propongo explorar las letras de Luis Alberto Spinetta a fin de demostrar que funcionan como una mitología que atrae enigmáticamente a gran parte de su audiencia, que, a su vez, lo ha transformado a él mismo en un mito. Al tomar su obra completa nos encontramos con un caos, un perfecto cosmos donde las partes no están organizadas de forma lineal, pero donde cada parte se relaciona con el todo.”
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Estuve hablando de la música y me doy cuenta que todavía no hablé de mitología.
Si ya empezaron a leer el libro habrán visto que en el primer capítulo se define, de la mano de Joseph Campbell -uno de los especialistas más importantes del siglo xx- qué es un mito.
Para decirlo de una forma resumida: los mitos fueron (y son) una forma en que las sociedades explicaron, ordenaron y aprendieron sobre los distintos fenómenos del mundo.
En una época yo tenía una muletilla (especialmente con temas referentes a Excel) que era que si no sabías hacer la pregunta posiblemente no entendieras la respuesta.
Bueno, los mitos responden a cuestiones que uno no sabía ni siquiera que se preguntaba.
Y lo hacen a través de historias.
Todo ese complejo entramado de historias forman una mitología.
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En el próximo mail voy a hablar más en detalle de las funciones del mito. Son cuatro funciones que la autora detalla en el segundo capítulo.
Pero para cerrar quería compartir algo que siempre me causó mucha gracia y que ilustra de alguna forma la primera función del mito, que tiene que ver con el asombro, con la fascinación por el misterio.
Es algo que cuenta Robert Graves, un escritor británico gran conocedor de la mitología griega, en el prólogo de su libro Los mitos griegos.
Es un prólogo corto que agregó unos años después de haber publicado el libro. Ahí cuenta que estuvo revisando el mito de Dioniso (mito griego) y empieza a enumerar unas cuantas similitudes con el mito de Tlaloc (mito azteca), varios elementos que se repiten y que le llaman la atención, ya que son dos culturas que no tuvieron contacto entre sí.
Cierra el prólogo con estas palabras:
“¿Pero en qué época estuvieron en contacto las culturas europea y de la América Central?
Estas teorías exigen una mayor investigación y por lo tanto no he incluido mis hallazgos en el texto de la presente edición. La ayuda de cualquier experto en la solución del problema sería muy apreciada.”
Robert Graves no se lo hubiera permitido, por su condición de erudito, pero creo que una buena forma de cerrar ese prólogo hubiera sido con este emoji 😱
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